lunes, 15 de diciembre de 2008

todavía Jack me hace llorar

Estoy sentada frente a la tele y he llorado como una tonta.

Acaban de anunciar que Caroline Kennedy declaró que quiere ocupar la posición que Hillary deja vacía en el Senado de los EUA.

Inmediatamente a la noticia, colocaron un video de los 60s en donde entrevistan a John Kennedy en la semana en que se esperaba que Jackie diera a luz a John John. El entrevistador le preguntó si deseaba que el hijo que iba a nacer fuera político, en caso de que naciera varón. Jack Kennedy, antes de responder sí, dijo que también si fuera niña deseaba que se dedicara a la política.

No elaboró en varón y política primero, introdujo el tema dando una oportunidad a que si fuera mujer también le gustaría que se dedicara a la política.

Quizás no suena la gran cosa. Pero en los 60s era la GRANDÍSIMA cosa. Entonces, el que hoy su hija hembra anuncie que quiere lanzarse a la política me provocó una reacción emocional. Que será buena política, que tiene posturas políticas saludables a la Humanidad… la verdad no lo se.

Hoy me percaté de algo que… es harto sabido… mejor dicho, aterricé en ello… antes no había pasado tiempo pensándolo… a la generación de los 60s nos robaron tantos líderes que provocaron cambios importantes, y que vivos por más tiempo hubieran significado un giro profundo hacia un mundo mejor. La maldad desaceleró el proceso. El proceso no se ha detenido…..

domingo, 7 de diciembre de 2008

C.G. Jung – Autobiografía



Comenzando a leer la biografía de Jung escrita por Gerhard Wehr, titulada Carl Gustav Jung. Su vida, su obra, su influencia (Paidos, 1991, España), me encuentro con ideas que resuenan fuertemente en mi.

Como muchos humanos con una obra importante, Jung se abocó a escribir su autobiografía. En español se titula Recuerdos, sueños, pensamientos (Erinnerungen, Träume, Gendanken). Fue una tarea que negó hacer por muchos años, aceptando ya entrado en su década 8. Sobre ello dijo en una carta:

“me es enteramente imposible recordar los innumerables avatares de mi vida
y atribuirles después gran importancia, hasta el punto de volver a ocuparme de
ellos para narrarlos con toda seriedad… Para mi la vida fue algo que debía ser
vivido, no expresado.”
Por otro lado, Aniela Jaffé quien fue su colaboradora personal, escribió sobre dichas memorias que “en vano le preguntaba a Jung con frecuencia acerca de las cosas externas: sólo la esencia espiritual de lo vivido le resultaba inolvidable y digna del esfuerzo de narrarla.” Conociendo esto se entiende el título de las memorias.

Jung confiesa a un amigo, a través de una carta, de “su ‘imposibilidad de describirse a sí mismo’, pues la objetividad con que pretende hacerlo –aunque inalcanzable– es puesta constantemente en tela de juicio por los engaños y las mentiras interesadas de que uno se hace objeto a sí mismo.” Esta información nos habla de cuanto trabajo interno Jung hizo, evidentemente su propia psique fue el campo de investigación más importante que tuvo.

Wehr cita otra carta escrita por Jung donde dice que “todo lo externo es accidental, y sólo lo interno es sustancial y decisivo. Por eso todos los recuerdos referentes a hechos externos se han vuelto borrosos, y acaso las vivencias ‘externas’ nunca fueron enteramente lo real, o lo fueron sólo en la medida en que coincidían con fases del desarrollo interno…”

El pensamiento jungiano es responsable en grande del cambio de paradigma que está viviendo la Humanidad. Muchos de los importantes visionarios de este tiempo han sido influenciados por sus ideas.

domingo, 30 de noviembre de 2008

“Como arriba es abajo…”

Sobre este artículo que salió de mi hace 18 años, haré algunas anotaciones en color verde. El artículo habla de la dualidad de cómo somos dentro y cómo nos presentamos afuera.

Hace un tiempo, en el programa de radio en que participo, oí a Carmen Imbert leer y comentar unas estadísticas de niños de la calle asesinados en Colombia y Brasil por escuadrones de la muerte, como método de “limpiar” la sociedad. Mi mente fue asaeteada por miles de preguntas y reflexiones. Sentí la necesidad de usar esa realidad horrorosa y criminal para desnudar una de nuestras actitudes erróneas básicas:

Tenemos, como individuos, realidades internas urgentes y atroces que no enfrentamos y, en cambio, estamos siempre analizando, criticando y enfrentando realidades externas a nosotros. Y esto ocurre a todos los niveles.

Hay microcosmos y hay macrocosmos. Y ambos están absolutamente interrelacionados. Yo, como microcosmos, contemplo internamente los mismos asuntos que contempla la sociedad que es el macrocosmos social en el que estoy inmersa. Y ambos somos componentes del macrocosmos natural que es la vida del planeta. El planeta, a su vez, es un organismo al interior de un sistema solar y que también es componente de un universo que....

Sufrimos, a nivel social, de excesos y privaciones, de falta de justicia, de contaminación, etc. Vociferamos y, a veces, actuamos en contra de las empresas que lanzan químicos en los ríos y mares y matan la fauna marina y, sin embargo, ingerimos cotidianamente productos preparados con muchos químicos que contaminan nuestros ríos internos, matan nuestra flora bacteriana y van minando nuestra salud. ¿Cómo compaginar beber Cola, sazonar con "caldito" y estar seriamente preocupada por la contaminación de los mares? o ¿fumar y contaminación del aire? o ¿horas de tele del adulto vs. horas de compu-juegos del niño? Contamino la atmósfera interior y critico la contaminación de la atmósfera global, me contamino y aconsejo a mis hijos no hacerlo...

Muchos y muchas hemos actuado de múltiples maneras en contra del crimen y del autoritarismo y hemos empleado mucha saliva y mucha letra hablando sobre las injusticias. Y qué bueno que lo hemos hecho. Más ¿cuánto tiempo hemos invertido en observar los abusos que cometemos contra nuestros cuerpos y mentes? ¿Cuántas horas al día pasamos sometidos a relaciones y prácticas disfuncionales que van silenciando nuestra creatividad, tranquilidad y autoestima? Siempre encontramos buenos argumentos para seguir, argumentos que nunca sometemos a análisis porque si lo hacemos encontraríamos cuán huecos y vanos son y nos quedaríamos desnudos frente al error. Parecería que creemos que lo de afuera es importante y lo de adentro no lo es. Sin embargo, lo de afuera es una construcción de lo interno.

Cada humano somete su microcosmos a muchas de las cosas que critica ardientemente en el mundo de afuera. Somete a sus hijos y subalternos a las mismas relaciones de desigualdad a que está sometido por las instituciones de poder. Es más fácil practicar la revolución en el macrocosmos que en nosotros mismos. El cambiar cualquier pauta de vida es asumido como difícil y se enfrenta con un discurso de desesperanza. Cuán común es la frase “es que yo soy así” significando que así nacimos y es un hecho inalterable. El único cambio del que soy absolutamente capaz es el cambio interior. Cuando una cantidad significativa de individuos cambia, la sociedad lo hace con ellos y ellas.

La humanidad necesita los movimientos que se dedican a solucionar los problemas que la aquejan. Y para que estos movimientos existan es necesario que cada uno de nosotros ejerza su responsabilidad social y trabaje para mejorar la vida en sociedad. Más, parte integrante de ese trabajo tiene que ser operar los cambios en nosotros mismos y ofrecernos como ejemplo de seres humanos.

Cuando sacamos el odio y la rabia de nuestras vísceras, cuando dejamos que el amor invada nuestro ser, no generamos las emociones y sentimientos que nos llevan a apoyar guerras y matanzas o que pueden llevarnos a maltratar a otros o a convertirnos en matadores de los que representan miserias.

Hace mucho escuché una canción que decía "solo la paz trae la paz, la guerra engendra guerra..." En un mural encontré una nota de alguien preguntando si había un verbo para PAZ, así como lo hay para Amor, Comida, Beso, Golpe, etc. No lo hay, los verbos de PAZ hablan de movernos de fuera de ella hacia ella (pacificar, pacify, apaciguar, appeace, hacer las paces) , no de ser Ella o estar en Ella...

(Publicado en Hoy, 13 noviembre 1995, p. 8C)

domingo, 23 de noviembre de 2008

La Flor unos años después

Leí este escrito en el programa radial “Matutino Alternativo” (94.1FM), del 26 agosto 1994. Al momento de trabajarlo para introducirlo en este blog, me debato en si dejar en él todas las palabras que lleva el original. Ese es de los problemas de la transparencia de estos espacios públicos… escribo como hablo o maquillo un poco mi voz escrita… Creo que debo dejar la palabrita más fuerte de todas porque es una de las gracias de la Flor sobre la que cuento en esta breve historia. Excúsenme los que no esperan de mi palabrotas…
El Principito, luego de visitar tantos mundos, no pudo ya vivir más en su planeta. Luego de tratar infructuosamente de volver a su vida anterior, enfrentó la realidad de que su cosmovisión había cambiado y decidió emigrar. Se casó con la Flor y emigraron juntos. Escogió la Tierra como hogar ya que aquí aprendió las cosas más importantes.
Esta es la historia de la florecita en la Tierra.
Aquí aprendió muchas cosas, entre ellas a decir “san antonios” y otros dichos. Y se dio bien creativa en esto, porque en vez de decir “Coño!” al tropezar, dice “Toto!”. ¡Qué soez esta florecita! Quiero que sepan que, a pesar de ello, no ha dejado de ser hermosa y delicada. Extraño, pero cierto.
Además de malas palabras, es capaz de dar las opiniones más agresivas y descaradas porque ella no quiere que los que la rodean sepan que viene de un planeta tan pequeñito y aburrido. Es una flor de mundo, que se las sabe todas y no se deja allantar ni joder de nadie. Sólo yo y quizás una o dos personas más en este universo sabemos que no pone su corazón en muchas de las grocerías que dice porque es más buena que un “pan de agua”, pero claro ella no quiere (y me mata si yo me atrevo a decirlo) que nadie lo sepa. No está en nada ser buenita, so disfrazarse de chica mala es importante para mi bella y delicada flor.
Aprendió a beber cerveza y sabe de rubias, negras y de marcas. También aprendió a fumar, pero se quedó en los mentolados, porque a pesar de que le gusta lucir ruda, recuerden que es esencialmente muy femenina.
Mi florecita aprendió a manejar carros y le agrada lucir segura, elegante y sofisticada haciéndolo. Aunque frena en todas las esquinas y siempre tiene el pánico de que en cualquier momento, como ella dice, un “maricón” la va a chocar, logra disimularlo perfectamente y luce de lo más “cool” al volante.
¿Que no ha aprendido a hacer mi florecita? Es asombroso cuanto sabe y lo bien que se maneja en todas las situaciones, siempre luciendo en control y dueña del asunto. Da excelentes consejos porque sabe de todo. Ah, pero estoy olvidando una de las cosas más importantes, mi flor aprendió a hacer negocios y es toda una empresaria. Y quiero que sepan que lo hace muy bien. Es super creativa, disciplinada y muy trabajadora. Y a la gente le encanta lo que ella hace. Dios que Flor más chula… Me encanta, me encanta…

martes, 18 de noviembre de 2008

Espiritualidad y Salud


Un signo del momento presente es la expansión de la búsqueda espiritual. Y creo que es una necesidad para sobrevivir los tiempos que estamos viviendo. La revolución científica liberó al ser humano de la prisión del dogma incomprensible, pero lo dejó solo, sin conexión con lo sagrado y lo simbólico. La actual expansión de la conciencia, entonces, es una búsqueda del sentido necesario.

Sentirse ubicado en el gran panorama de la Vida, pertenecer, estar conectado con todo lo que existe, ser… todo esto es alimentación necesaria luego de la ingesta material (aire, agua, comida).

La búsqueda espiritual es saludable. Se me hace necesario señalar que espiritual y religioso no es lo mismo. No quiero usar ninguna definición establecida, solo lo que he aprendido a lo largo de mi vida. Viviendo una vida conforme a una religión puedo tener una conducta cerrada y rígida, y estas calidades no nos llevan a la salud sino a la enfermedad. A la enfermedad personal y a hacer una contribución enfermiza a la sociedad. La espiritualidad es como un camino lleno de cuestiones y enigmas y “atenderlos” nos lleva a crecer. En el camino espiritual desarrollamos una relación personal con la divinidad y esa relación implica una forma de vida, implica retos, consideraciones sobre quienes somos y como vivimos. El camino religioso contiene patrones a seguir, reglas que cumplir, condenas…

Entiendo la búsqueda espiritual como la cualidad básica para la “navegación”, tanto en el mundo visible como en el invisible. Recuerdo una pequeña noticia, una de esas que nos dejan con deseos de saber más. Un hombre que navegó una porción grande de océano sin las herramientas normales para ello y, cuando fue entrevistado en su punto de arribo, dijo que la Fuerza lo guió, refiriéndose a la concepción de Dios en la saga “Guerra de las Galaxias”.

Una vía eficiente para desarrollar nuestra relación con el Gran Espíritu es el silencio interior. En el silencio encontramos conocimiento, llamados, pistas para aliviar las durezas y para llegar al centro. En el silencio se va ensanchando el campo de nuestra conciencia y con este ensanchamiento entendemos y aceptamos mejor las situaciones cotidianas, sean éstas difíciles y/o fáciles. Con el ensanchamiento de la conciencia cultivamos la atención y la presencia, y con ellas no damos tantas cosas por sentadas, somos más capaces de aprovechar las oportunidades y de asumir lo que vivimos, en vez de que las cosas ocurran como en una película frente a nosotros.

La falta de conciencia es fuente de sufrimiento. Cuantas veces nos pasa que no entendemos por qué ocurren eventos de los que, si estuviéramos dispuestos a ver, encontraríamos que somos responsables, que los provocamos. No estar presentes es igual que no aceptar la responsabilidad de nuestra vida. Es vivir la vida como sentir el agua de un río que pasa por nuestros pies y nunca ver el estar dentro del río como una opción escogida. Las acciones de gran heroísmo se logran porque ante el peligro uno “despierta” y trae toda su atención al momento presente; son momentos en que toda la divagación sobre lo que pasó antes o lo que queremos que pase en el futuro se disuelve, todo se convierte en presente.

Practicar quedarse en silencio es la mejor medicina para el estrés, dicen muchos médicos que están trabajando en este tema. Quedarse en silencio oral y mental. Esto es contemplación, oración silenciosa, meditación(*). Puede tener una práctica contemplativa tanto el creyente como el ateo. Contemplar la majestad de la Vida, observarla sin pensamiento, quedarse en asombro, nos va llevando a recuperar la conexión con la Naturaleza, con la Vida. Todo está conectado con todo y cuando nos sentimos conectados, la soledad no nos muerde internamente. La falta de fe no nos tumba en depresión. Encontramos tanto sentido en lo observado que se va formando dentro de nosotros un nuevo sentido de por qué. El descalabro que vemos exteriormente no nos roba la energía y la pasión de vivir. Es importante para nuestra supervivencia en el mundo actual, encontrar esa caverna interior donde habita lo sagrado o, dicho de otras formas, donde está guardado el arca con el tesoro que nos dará la libertad o el archivo con los códigos claves para el despertar.

(*) Meditación, en el sentido oriental.
Publicado en Diario Libre, 28 octubre 2005; Suplemento TuSalud, p. 9

sábado, 15 de noviembre de 2008

Retomando

Qué entusiasmo me provoca este tiempo, lleno de espacios alternativos de comunicación, tanto físicos como digitales. Sin embargo, hasta ahora, esa pasión en mí no se ha volcado en constante contar y expresarme a través de esta ventana-blog que abrí al mundo.

Me encanta Tony de Moya que nos informa de tantas cosas interesantes a través de su Epistheme.

Bueno… is this a comeback? I want it to be…

Les ofrezco hoy algunas fotos de un lindo lugar en el que estuve en el fin de semana pasado, Monte de Oración, en San Víctor, Moca.



Pintura del Monte de Oración por Ramón Rosario




Capilla y salón de trabajo



Habitaciones



Campus lleno de árboles en la falda del Monte



Camino en la cima del Monte

Si te interesa ir al Monte de Oración y no tienes un grupo con que ir, puedes ir sola. Llama al teléfono 809-823-0935. En este año 2008, el precio por día es $500, lo cual incluye desayuno, almuerzo y cena.

sábado, 24 de mayo de 2008

Agradecer


Agradecer y respetar a los que vinieron antes y expandieron las fronteras de nuestra existencia nos hace partes de la cadena de la Vida en eterna espiral de crecimiento.

Con frecuencia, cada día, cada 2, cada 3 días… llega al corazón de mi mente (siiiiiiiiiiiií, la mente tiene un corazón) los héroes de las generaciones anteriores a la mía… héroes guerreros y héroes de la cotidianidad que pavimentaron el camino de mi mundo… risas, sueños y amores hay en esas baldosas, también sangre, sudor y lágrimas… peleas y reconciliaciones, fe y esperanza y mil bellezas mas.

El recuerdo de ellos/as tiene, por decirlo de una manera, mucha carne y energía… siento dolor con ellos y también mucho placer… es un placer jugoso… ¿jugoso? este placer contiene:

= profundo agradecimiento, lo siento en pecho y vientre… estoy aquí porque ellas y ellos decidieron hacer y creer en una vida diferente…
= gran amor… tomo mi cara entre mis manos como si fuera la de ellos/as, los/as vivos/as y las/os muertos/as…
= orgullo, como el que siento cuando mi hijo y mi hija manifiestan formas hermosas…

Y ellos y ellas me llevan a sentir DEVOCIÓN por la Gran Vida, el Gran Misterio que insufla sus mentes, corazones y cuerpos…
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Para ellos y ellas escribí un día lo de abajo y uno de ellos, que amo mucho, me regaló un ramo de orquídeas…


“DICHOSOS LOS PERSEGUIDOS”
Cada época tiene su generación que honrar y cada ser humano tiene sus maestros que agradecer. Y a mí personalmente me alegra que Mateo cuente en su evangelio (5,10) que Jesús dijo a la multitud que lo escuchaba: “Dichosos los perseguidos por hacer lo que es justo, porque de ellos es el reino de los cielos” o “Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia: porque de ellos es el reino de los cielos.”

¡Qué alegría me da esa declaración! Se merecen el reino de los cielos los que me brindaron la posibilidad de la libertad. Y digo esto como parte de una generación que recibió una sociedad donde se pudo vivir mejor gracias a quienes en algún momento fueron perseguidos por “causa de la justicia”.

Desde hace varios años el sentimiento de agradecimiento por la generación del 50 arde en mi corazón y crece cada día. Esa generación, los que fueron adolescentes en la década 50 del siglo pasado, ayudó a derrumbar un enorme muro para que yo y todos los que éramos niños en esa época y los que nacieron luego pudiéramos respirar libres de la presencia del dictador, abrieron una pesada puerta en el edificio de la nación dominicana.

Cuando vuelvo a escuchar las historias de la vida bajo el régimen de Trujillo me doy cuenta cuan lejos estamos de esos tiempos, cuan abierto es hoy el espacio político (comparativamente), gracias a un grupo de hombres y mujeres que escogieron la causa de la justicia y buscaron destruir el pedestal sobre el que el tirano se sentaba. Y lo lograron, inspirados por el amor a la Vida, creo yo. Muchos murieron y muchos sobrevivieron.

En mi corazón, estos hombres y mujeres son cíclopes, héroes, hadas y oráculos que alteraron toda nuestra historia para bien. En el camino de nuestro acceso a la expresión libertaria, las huellas tienen sus nombres inscritos para siempre. Abrieron un camino largo que nos llevó lejos de aquella finca feudal donde vivíamos. Y yo tuve la gracia de ser testigo de esa historia y hasta he conocido a algunos, y los he oído hablar de los héroes que vinieron antes que ellos y abrieron la trocha. Ellos y ellas también tuvieron su generación anterior motivadora y guía en su trabajo contra el terror.

Todos hemos tenido héroes que han “montado en una estrella, abriendo un surco claro para que el sueño quepa”, como nos cuenta Juan José Ayuso, poeta de la bendita generación del 50. Agradecer y respetar a los que vinieron antes y expandieron las fronteras de nuestra existencia nos hace partes de la cadena de la Vida en eterna espiral de crecimiento.

(Publicado en El Caribe, 6-7 enero 2001, p. 11)

domingo, 18 de mayo de 2008

manifiesto de inicio


hace tiempo me debatía en un deseo fuerte de publicar en la web, es una necesidad de sacar de mi hacia fuera, “decir lo mío”, speak my truth, lo que se mueve dentro de mi espacio interior…
he dicho muchas veces que mi misión de vida, o parte de ella, es la expansión de consciencia… desarrollarla en mi, provocarla en otros…
una vía que la Humanidad ha usado para ello es la publicación de ideas que otro/a pueda RUMIAR…

RUMIAR… me gusta esa palabra, resuena dentro de mi… saborear-salivar-masticar ideas… guardarlas… volverlas a masticar-saborear
decirlas-escupirlas-escribirlas

well, i’m doing it
gracias a los y las que me han motivado-inspirado-ayudado
mi asesor técnico es Iván Cocoverdú, gracias Iván

abrir una ventana como ésta es un placer y también una responsabilidad…
de pronto se seca el manantial, no hay tiempo y la ventana se llena de polvo…
bueno… publicaré reflexiones que ya he publicado antes en otros espacios y que me piden constantemente, o de vez en cuando, “mami, por favor, sácame afuera, estoy aburrida aquí guardada”… “mami, me descoloro”…
sacando estos escritos aplacaré el “mami mami”

se acerca el DÍA DE LAS MADRES, entonces saco primero un artículo que escribí sobre mi propia experiencia de maternidad, a solicitud del suplemento Día de las Madres 1999, del Listín Diario

lo dedico a todas las mujeres mamás en acción y en potencia

sábado, 17 de mayo de 2008

El Portal de la Maternidad


Estar encinta, dar a luz, ser mamá, son actividades que reportan gran placer y nos ponen en contacto con lo divino.

“Al dar a luz la mujer está suspendida en el umbral entre dos mundos. Es difícil mantener simultáneamente en nuestra conciencia esta doble cualidad del nacimiento, nuestra humanidad y el misterio manifestándose a través de nosotras.” Así se expresan dos investigadoras estadounidenses, Sherry Ruth Anderson y Patricia Hopkins, en un libro publicado hace unos años. Entrevistando muchas mujeres encontraron un elemento común: la maternidad como portal hacia experiencias espirituales profundas.

Recuerdo cuando estuve encinta, esos meses en que mi cuerpo se hinchó y me sentí como una flor gigante y amarilla de Georgia O’Keeffe, y entendí profundamente el sentido de la palabra preñada. Yo estaba preñada de vida, totalmente llena, la mía y una más que empezó a comunicarse y a amarme desde dentro. Me sentía totalmente preñada…. Toda yo, no sólo mi sistema reproductor, toda yo… Mi piel estaba preñada, mi pelo, mis pulmones, mi alma, toda yo. Era como un estado de embriaguez, la dosis de vida que disfrutaba diariamente era enorme. Recuerdo con mi mente y con mi cuerpo esa sensación de plenitud. Yo era en esos momentos un puente entre la vida invisible y la visible y supe lo que hace y siente la tierra.

Una de las experiencias que Anderson y Hopkins narran, en el libro que menciono al principio, es la de la famosa escritora Jean Shinoda Bolen, profesora clínica de psiquiatría en la Universidad de California (San Francisco). Ella contó que al final del primer trimestre de su embarazo, sintió que su conciencia había descendido a un lugar justo encima del útero en expansión. Ella que, como médico, había colaborado en muchos embarazos y que se consideraba una persona de mente bien asentada en la cabeza, sentía que, cuando estaba en su oficina atendiendo pacientes, podía traer su energía psíquica a la cabeza y usarla para pensar e intuir, mas una vez que los pacientes se iban, su conciencia volvía a su vientre y “vivía allí hasta que tenía la necesidad de subir su mente otra vez.” Jean, quien siempre dio mucha importancia a las actividades académicas y disfrutó la práctica intelectual, se enfrentaba ahora con la inverosímil comprensión de que “lo que estaba en mi útero era más importante y maravilloso que cualquier cosa en mi cabeza.” Ese ser dentro de nosotras norma y pauta. Yo que siempre caminé muy rápido, tan pronto estuve encinta mi ritmo disminuyó. Fue como si toda mi estrategia de vida estuviera entonces en función de la vida que traía. Y no fue una decisión racional, sino una respuesta desde mis profundidades. Mi misión, en esos momentos, como miembra de la especie, era traer al lado de la manifestación a otro ser humano, y todo mi ser pensaba, sentía y actuaba en función de ello. Mi conciencia, al igual que cuenta Shinoda Bolen tenía su centro en un lugar diferente a donde hasta entonces había estado. Y en todo este proceso yo sentía lo divino, me sentía instrumento y era obediente.

También sentí malestares, soy normal. Sí, los tuve todos los días, pero, como dice Juan que dijo Jesús, los olvidé (Juan 16:21). La náusea me molestaba, pero era irrelevante porque la preñez me embriagaba. El embarazo fue realmente una experiencia de portal a través del cual pude percibir lo divino en la materia, el milagro de la vida.

Y entonces llegó el parto y León nació pensativo y con enormes pies. Cocoliso lo llamaban todos mis estudiantes en INTEC. Y pude ver al ser que amaba. Este fue otro estadio de maravilla, de dentro de mí salió un ser que se movía, lloraba y era calentito. Recuerdo que lloré de… cómo saber… de fascinación… de asombro… de miedo (el bebé lloraba). En medio de todo esto habían dolores físicos, emociones confusas, cansancio, pero la magia del parto lo cubría todo. Yo vivía el acto más sobrecogedor de la obra de la vida y estaba poseída por la maravilla del mismo.

Estaba muy cansada y me daba terror el no saber manejar su cuerpecito con toda la gentileza de una persona diestra, pero en medio del miedo y el cansancio, la belleza de ese ser nuevecito me llevaba al éxtasis, me hacía reir, me mataba de ternura y cuando aprendió a reir, ¡qué atroz! ¡cómo gozábamos! Pasaba de su estado pensativo a enormes sonrisas y carcajadas sonoras (todavía es así).

Al cabo de unos años estuve preñada de vida otra vez y llegó Adelina Rosa, una bebé gordita y aguerrida, y ahí en la sala de partos de la Clínica San Rafael, cuando la vi por primera vez, supe, con la certeza del conocimiento que viene de lo profundo, que ella era un regalo especial de Dios, ella vino a enseñarme algo y a suavizar algo en mi vida. Y entonces, a la maravilla del nuevo ser, se añadió el ser testigo del amor entre ellos. Sí, es cierto que los hermanos, además de amarse también se golpean e insultan, pero esto es momentáneo y esporádico. El amor, en cambio, es eterno.

Es cierto lo que dice Juan que dijo Jesús, la madre olvida los aprietos cuando se ve ante la alegría del ser que ha traído a la vida. Y creo que esas palabras de Jesús, valen también para el resto de la vida.

La maternidad es sabrosa, es cierto que a veces nos da dificultades, pero muchas de ellas se deben a la forma en que hemos organizado la sociedad, los grupos, la familia. No dejemos que la modernidad nos borre la maravilla simple de la preñez, del dar a luz y del ser mamás. Para encontrar a Dios sólo tenemos que volver la mirada a lo sencillo de la vida.

(Publicado en Listín Diario, suplemento “Día de las Madres”, 27 mayo 1999, pp. 26-27)