domingo, 23 de noviembre de 2008

La Flor unos años después

Leí este escrito en el programa radial “Matutino Alternativo” (94.1FM), del 26 agosto 1994. Al momento de trabajarlo para introducirlo en este blog, me debato en si dejar en él todas las palabras que lleva el original. Ese es de los problemas de la transparencia de estos espacios públicos… escribo como hablo o maquillo un poco mi voz escrita… Creo que debo dejar la palabrita más fuerte de todas porque es una de las gracias de la Flor sobre la que cuento en esta breve historia. Excúsenme los que no esperan de mi palabrotas…
El Principito, luego de visitar tantos mundos, no pudo ya vivir más en su planeta. Luego de tratar infructuosamente de volver a su vida anterior, enfrentó la realidad de que su cosmovisión había cambiado y decidió emigrar. Se casó con la Flor y emigraron juntos. Escogió la Tierra como hogar ya que aquí aprendió las cosas más importantes.
Esta es la historia de la florecita en la Tierra.
Aquí aprendió muchas cosas, entre ellas a decir “san antonios” y otros dichos. Y se dio bien creativa en esto, porque en vez de decir “Coño!” al tropezar, dice “Toto!”. ¡Qué soez esta florecita! Quiero que sepan que, a pesar de ello, no ha dejado de ser hermosa y delicada. Extraño, pero cierto.
Además de malas palabras, es capaz de dar las opiniones más agresivas y descaradas porque ella no quiere que los que la rodean sepan que viene de un planeta tan pequeñito y aburrido. Es una flor de mundo, que se las sabe todas y no se deja allantar ni joder de nadie. Sólo yo y quizás una o dos personas más en este universo sabemos que no pone su corazón en muchas de las grocerías que dice porque es más buena que un “pan de agua”, pero claro ella no quiere (y me mata si yo me atrevo a decirlo) que nadie lo sepa. No está en nada ser buenita, so disfrazarse de chica mala es importante para mi bella y delicada flor.
Aprendió a beber cerveza y sabe de rubias, negras y de marcas. También aprendió a fumar, pero se quedó en los mentolados, porque a pesar de que le gusta lucir ruda, recuerden que es esencialmente muy femenina.
Mi florecita aprendió a manejar carros y le agrada lucir segura, elegante y sofisticada haciéndolo. Aunque frena en todas las esquinas y siempre tiene el pánico de que en cualquier momento, como ella dice, un “maricón” la va a chocar, logra disimularlo perfectamente y luce de lo más “cool” al volante.
¿Que no ha aprendido a hacer mi florecita? Es asombroso cuanto sabe y lo bien que se maneja en todas las situaciones, siempre luciendo en control y dueña del asunto. Da excelentes consejos porque sabe de todo. Ah, pero estoy olvidando una de las cosas más importantes, mi flor aprendió a hacer negocios y es toda una empresaria. Y quiero que sepan que lo hace muy bien. Es super creativa, disciplinada y muy trabajadora. Y a la gente le encanta lo que ella hace. Dios que Flor más chula… Me encanta, me encanta…

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